El consejo de un estúpido al esclavo que todos los sudacas (y otros pueblos) llevamos dentro
Cuando hay un esclavo y un amo, el que crece, madura y entiende es el esclavo. El poderoso, solo requiere de la fuerza bruta para seguir siendo el amo. El que tiene que ser capaz, inteligente y creativo es el esclavo. De otro modo no podría sobrevivir.
Por otra parte, cuando la situación se prolonga por generaciones, el amo se convierte indefectiblemente en un maricón que no se podría bancar ni el diez por ciento de las penurias que pasa el esclavo. El personaje del dueño de la central atómica en la serie "los Simpsons" lo grafica muy bién. Así resulta patético ver al débil amo, maltratando al fuerte esclavo. Si este amo, aparte de poder y debilidad, (que para este caso no son oposiciones ya que su poder reside en el dinero que dispone y su debilidad es mental y física), desarrolló alguna inteligencia, concede al esclavo mejores lugares que los que hubieran obtenido sus padres o abuelos porque de otro modo se lo comería crudo. Así, el esclavo va progresando en su esclavitud y pasa a ser empleado y cuando llega a gerente o director y cree tener poder, se convierte en un negro de mierda, más déspota que lo que el abuelo de su amo (ahora jefe o patrón) se hubiera atrevido a ser con su abuelo. Por supuesto que descarga su despotismo contra otros como él, al que nadie más que él, considera unos negros de mierda. (Como diría el Diego cuando opinó sobre el gobierno de Obama: “No hay negro que no destiña”)
Esto genera la lucha de pobres contra pobres o esclavos contra esclavos:
El piquetero que odia al empleado que va en auto y el empleado automovilista que odia al piquetero. Claro, ninguno de los dos odia a la empresa del peaje (ahora el amo) que esclaviza a los dos que se destratan y maltratan mutuamente, mientras todos siguen pagando peaje o tributo como los ciervos de la gleba en el medioevo, al servicio de un amo maricón, incapaz de transitar esa autopista sin sufrir un ataque de asma.
Por eso advierto: cuidado con el esclavo. Pero la advertencia no es para el amo. El ya no tiene remedio ni escapatoria. Cada día somos más los que lo tenemos identificado con claridad. Mi advertencia es para el mismo esclavo, que si no tiene cuidado con el esclavo (el que lleva adentro), jamás saldrá de su esclavitud.
Valga como consejo para las maravillosas movilizaciones populares que no cesan en los paises más esclavizados del mundo.