domingo, 19 de febrero de 2012

Las canchas y los partidos

Hay mucha discusión ambiental por estos días en Argentina y me gusta que así sea. Si esto se prolonga lo suficiente, comenzaremos a entender todos, pueblo y poderes, que no se puede separar economía de ecología.

La economía de un medio es nada menos que la administración de los bienes de ese medio y mal puedo administrar lo que no conozco. De allí que cualquier emprendimiento económico debe hacerse sobre la base del conocimiento (de ese medio) y no de la necesidad. No importa cuales sean las necesidades de un país o una comunidad, si aquello que se pretende explotar, daña la calidad del medio al punto de impedir la vida en él, cualquier rédito que se obtenga representará la muerte.
Dicho de otra manera:
Aquello que es ambientalmente insustentable, también lo es económicamente.
¡Los muertos no pueden disfrutar de ninguna fortuna y las enfermedades son precios muy altos para cualquier ganancia!

Claro que dicho así suena un poco ingenuo:
¿Que le importa a una multinacional del agro la muerte de un niño banderillero o a una de la minería las enfermedades producidas por aguas contaminadas?

Sin embargo hay algo que se está pasando por alto en la inmediatez de tanta discusión.
Muchos han asumido que para producir riquezas no hay más remedio que deteriorar la calidad del ambiente que habitamos. Parece que esta fuera una verdad establecida de la que no podemos movernos al momento de discutir, por ejemplo, los modelos de producción. Pero resulta que ese partido de Ambiente vs. Economía es uno que solo se juega en la "cancha" del capitalismo.
Si la "cancha" fuera socialista, los medios de producción estarían en manos del estado y su única rentabilidad, seria el bienestar del pueblo, con lo cual este partido no existiría.

Una empresa estatal que obtenga rentas a partir de la muerte y la enfermedad, ocacionaría costos insostenibles a la salud pública (en manos del mismo estado) haciendo que estos gastos se consuman la ganancia obtenida.
Claro que estos son costos que una empresa privada nunca paga.

Hay aquí un dato interesante:
¿Cuánta externalidad producen las multinacionales que operan en Argentina, de la que nos hacemos cargo todos a través de nuestros impuestos?
(Una externalidad -para los que no manejen términos de economía ambiental- es un costo no adjudicado a una producción a pesar de existir solo a partir de ella)

Por ejemplo: Las funigaciones a lo largo y ancho de nuestra gran pradera fértil, contaminan napas y ríos con sustancias que ningún proceso de potabilización elimina. Esto deteriora la salud de la población que la consume y por una u otra vía, el estado afronta los gastos de los tratamientos de salud necesarios (Hospitales, Obras sociales, Laboratorios oficiales, etc) y por supuesto las empresas en cuestión, no se hacen cargo de ninguno de estos costos que todos sostenemos con nuestros impuestos.
Probablemente si las externalidades se calcularan y se le cobraran a las empresas, éstas serían deficitarias y ni la soja, ni el oro, serían rentables.

Así opera el sistema, no es que nada se socialice en el capitalismo, se socializan las pérdidas y por supuesto, se privatizan las ganancias.

Por eso digo que este partido entre la calidad ambiental y la rentabilidad sólo se juega en la cancha del capitalismo.
Tal vez, solo tal vez, si la discusión se prolonga lo suficiente entendamos que ecología y economía son dos hermanitas inseparables (que juntas juegan mejor que Messi en el Barcelona) y que solo basta cambiar de cancha para que jueguen con la camiseta de nuestro equipo.

2 comentarios:

  1. usted sabe que "cambiar de cancha" es muy difisil, y se ha intentado con consecuencias desastrosas que incluyeron mucha muerte y mucho sufrimiento.

    ResponderEliminar
  2. Claro que no es fácil. Nosotros solo tenemos la voluntad y el enemigo, todos los medios económicos. Incluso la fuerza y la brutalidad de las armas. Los argentinos lo sufrimos. Pero no hay que arrepentirse del intento y con la experiencia encima, seguir intentándolo. El primer paso es comprenderlo bien, saber que ese es el camino a elegir, estar seguros y convencer a los que falten..... Ya solo eso es un largo y arduo camino, pero es mejor estar en el camino que entregarnos.
    Un abrazo

    ResponderEliminar