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miércoles, 22 de diciembre de 2010

"Una de la infancia"

¡Felicidades!

Otra vez está llegando el 25 de diciembre y la humanidad (en realidad solo un tercio de ella, este tercio occidental judeo cristiano que se suele pretender "el mundo") se apresta, como todos los años, a festejar mi cumpleaños.
¡Es literalmente cierto! o eso creí durante los primeros años de mi vida.
Resulta que mi madre tuvo la peregrina idea de parirme en navidad y junto al ateo psicodélico sesentista de mi padre, me tuvieron convencido un tiempo, que lo que la gente festejaba ese día, era mi cumpleaños.
Así fue que en mi primera infancia, al llegar estas fechas, me sentía avergonzado por tanto halago y me la pasaba agradeciendo tanto regalito y saludo con deseos de felicidades de sonrrisas plásticas colgadas de las orejas de personas falsas a las que casi ni conocía.
Como los niños son muy perseptivos, y aunque ahora resulte difícil de creer, también fui niño, siempre sospeché algo y un día empecé a comprender la mentira y sentí una mezcla de sensaciones difícil de describir.
Por un lado me aliviaba saber que no tenía nada que agradecer a nadie ese día porque lo que se estaba festejando no tenia nada que ver conmigo. De hecho no profesaba ni profeso religión alguna (como la mayoría de los cristianos)
Por otro lado tuve una amarga decepción al notar cuanto me habían mentido mis padres.
Supongo que esto es similar a lo que les pasa a la mayoría de los niños cuyos padres les mienten sobre el origen de los regalitos de esta fecha. Solo que para mi se sumaba la indignación que me producía haber estado tanto tiempo agradeciendo algo que no me había tenido nunca por destinatario.
En fin, desde entonces trato de desearles felicidades a todos siempre. En marzo como en junio, o en agosto o en febrero. Me alegran los nacimientos, los que de verdad veo y corroboro y me duele mucho la muerte que nunca es justa, pero cuando es joven y enamorada es inaceptable.
Y a los cristianos, a los que de verdad lo sean, a los que tengan una fe verdadera (es fácil corroborar cuan pocos son), ¡que sean buenas personas! "por que de ellos será el reino de los cielos"
Los ateos sabemos que el verdadero reino esta acá a nuestro alrededor y hasta hoy aquí en sudaquia "es ancho y ajeno". Así que mi mejor deseo es el de que seamos un buen fertilizante una vez que nuestros cuerpos se hayan descompuesto
¡Felicidades!