viernes, 26 de noviembre de 2010

Territorialidad y cultura (1)


Somos como el territorio que habitamos

Si, tal vez suene curioso o rebuscado, pero lo somos. Se me ocurre demostrarlo con un ejemplo que todos vamos a entender:

Ancona, en Italia es una ciudad rica, capital de una región en la que se implanta una de las cuencas lecheras mas importantes de Europa. Así, la riqueza de sus habitantes proviene directa o indirectamente de la producción de lácteos, principalmente quesos. Conozco el tema porque soy hijo de un anconetano y parte de mi familia aún vive ahí, sencillamente nunca se vinieron.

Pero...¿Cómo llega un gringo de Ancona a producir un queso?

A pesar que los valles de la región tienen un clima templado frio ideal para esa producción y su proximidad al mar los dota de una humedad adecuada a la que las montañas no dejan escapar, en esos valles no hay suelo.

No existe eso que a nosotros nos parece tan común y esta siempre bajo nuestras suelas o bajo las baldosas y llamamos tierra o mas propiamente suelo. Allí, solo hay piedra.

Por lo tanto, para que un gringo llegue a su tan ansiado queso, debe empezar por moler la piedra, como un presidiario condenado a trabajos forzados, ni mas ni menos. Cuando logró molerla a un tamaño o granulometría de arena, la mezclará con pasto seco y bosta que comprará.

¡Claro que los comprará! porque si allí no hay suelo, tampoco hay pasto (otra cosa muy común entre nosotros, cuyo justo valor no reconocemos) y comprará la bosta, porque quien la tiene cría un animal que come pasto y para llegar hasta la bosta (un subproducto muy apreciado) hay que pasar por un largo tiempo de trabajos muy duros. Recién cuando la mezcla de arena, bosta y pasto haya fermentado apropiadamente, nuestro pobre gringo podrá sembrar unas semillas que producirán el pasto que le permitirá alimentar una vaca. Cuando la vaca, si todo sale bien hasta aquí, haya crecido lo suficiente, le pagará a algún vecino para que la sirva su toro, y así preñada, empiece a producir sus primeras leches. Después de varios ensayos y cuando el ternero este compitiendo seriamente con las ansias de queso del nuestro gringo, habrá logrado cuajar la leche con la bacteria adecuada y el primer queso estará en camino, madurando al abrigo de un sótano fresco.

Ahora ya pasaron 4 o 5 años desde que este italiano empezó a moler la piedra y como todo le salió bien, es decir, no hubo ni sequías ni inundaciones, ni se enfermó la vaca ni su ternero (lo que hubiera arruinado al gringo o retrasado sus planes) ahí esta el tipo, orgulloso con su primer queso bajo el brazo.

¡Andá y pedíle una feta! ¿Creés que por algún motivo lo va a cortar para compartir con alguien? A sus pies morirán de hambre mil africanos y mil niños sudacas sin que a él se le mueva un pelo. Nada va a impedirle vender bien caro su queso o, en el peor de los casos compartirlo con su propia familia, aunque ellos tengan otras cosas que comer.

Se va entendiendo la idea?.....

¡No se le puede pedir generosidad o solidaridad a ese gringo! Como a ningún europeo. Porque habitan un territorio pobre y mezquino, totalmente incapaz de dar algo voluntariamente, al que hay que sacarle por la fuerza lo poco que es capaz de entregar.

Somos como el territorio que habitamos. Será por eso que los santafesinos somos un poco líquidos en nuestras decisiones y nuestras acciones, nos dejamos llevar fácil y lentamente por la corriente.

Los que crecen en un territorio mezquino y desarrollan su cultura y sus sociedades con esfuerzo y mezquindad, o aprenden a robar lo que necesitan en otros territorios mas generosos o son indefectiblemente egoístas como el territorio que habitan. Así, mucho gringo muerto de hambre vino a saciarla en nuestros generosos suelos y nosotros somos un poco raros, porque somos sus hijos o nietos y todavía no aprendimos a entender que acá no hace falta tanto esfuerzo, tanto egoísmo y tanta mezquindad.

Pero se nos metió el río en la venas y lo amamos como nativos y lo odiamos como los europeos de la conquista que nunca lo entendieron.

En realidad nosotros recién estamos aprendiendo a ser como el territorio que habitamos y recién cuando hayamos comprendido que el río no es un enemigo y que de él no hay que defenderse sino que hay que entenderlo porque es fuente de toda vida, porque trae el agua, el agua dulce que también es fuente de cualquier potencial riqueza, recién entonces estaremos acomodados en nuestro territorio y seremos nosotros mismos. Ricos, blandos, casi siempre mansos pero violentos y desbordados cuando no se nos comprende. Como el río, porque somos eso, somos lo que él es capaz de producir y aún no comprendemos. Todos somos, como el territorio que habitamos.

5 comentarios:

  1. Ahí pude escribir!!! soy tu hija, jeje

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  2. ((2da parte)) La Tierra, si vamos a hablar de alguien que planta una semilla -hasta- de sequoia en el borde de una montaña: los chinos o los japoneses, yo no le pregunté a ninguno si adoran la tierra pero que utilizan hasta el mínimo lugar, eso es cierto... Nosotros tenemos todo el espacio necesario para plantar y producir lo que sea, también tenemos gente egoísta, y gente que "se deja" robar. Acá permitimos todo. Nos dejamos robar, nos dejamos seducir por un frasco de mermelada traído de "la Europa" que está hecho con el fruto que se llevaron de acá y que le imprimieron una etiqueta re re top... "entonces debe ser bueno", "entonces paguemos $20 (después de deducir los benditos euros) por una mermelada fashion, de las afueras, del otro continente.
    Vivimos como en un cholulaje permanente, por eso estamos llenos de tinellis, de mirtas legrand, de programas sin contenido, de contenidos sin guiones, de tiempo al pedo y desperdiciado... porqué? porque tenemos mucha tierra y pocos campesinos... mucho recurso y muchos Licenciados en Todo, muchas ideas y muchos Gerentes de Gerentes, y tierra bien oscura... para regocijarnos que la tenemos y ellos nó, pero no hacemos un carajo para cuidarla; para enumerar los miles de kilómetros que tenemos de territorio... y todos aptos para que vengan de todas partes a comprar -de a partes- lo que sí es nuestro (y no es un sí mezquino)... es un SÍ cierto, con la certeza de que al revés no sucedería. Por eso digo, tendríamos que ser todos un poco "Tanos" con lo nuestro colectivo, esquivarle un poco a los vidriecitos de colores... porque ahora los venden en los 1,2 y 3 de cualquier cuadra de cualquier vecino.
    Me quedo con la última frase que colocás en negritas: "Todos somos como el territorio que habitamos" pero para darle mi propio cierre: todos somos llanos de corazón y crédulos, como nuestro territorio que queda abierto para todo el mundo y nuestros ojos que miran con deseo lo que está más allá, más afuera, por las mil ventanas del país; cuidar también es compartir, ni tener el ciento por ciento ni regalar en misma proporción. Si todos fuéramos un poco más argentinos -pero el argentino que creemos ser en el discurso- probablemente nos mereceríamos que nos respetaran por ser un pueblo y un país digno de ver y admirar. En fin, somos buenas personas... buenudas digamos.
    Nos vemos Mario! CARO :)

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  3. Hola Mario, me alegro mucho que te hayas asomado a la tecnología de los blogs, viste que no muerde...?? si, me vas a decir "bueno loca, pero udes la tienen más clara! y a mí esta cosa de la tecnología viste..." pero te respondo un gran NO, vamos aprendiendo día a día (parece la típica frase de maestra jardinera jajaja...) porque no todo está apretado y aceptado con el ENTER.
    Respecto al artículo... comparar Argentina con Italia, seguir viendo lo que los Europeos son y hacen respecto a lo poco que tienen y que explotan (aunque sea a costa de varios de nosotros, los argentinos) es como seguir mirando en otro lado que no es el que nos convoca. Acá el problema SOMOS nosotros, los argentinos. Siempre se dijo (al menos me lo explicaron en la Facultad... lo cual no significa que sea cierto) que por nuestra sangre no solo circula un cóctel de razas sino que tenemos un talón de aquiles muy poderoso: somos como muy chichoneros y afectivos... plagados de comentarios como "ay pobrecito, pero no tiene que comer", "ay mirá... solo quiere entrar al país porque quiere una oportunidad"... y ahí vamos otra vez, y dejamos de pensar que hombres y mujeres tenemos brazos y piernas, y también cabezas, que podemos utilizarlas para trabajar y para pensar, para crear, para romper las piedras como el Tano,,, que cuida su producto cual pájaro a su huevo, con recelo, con inmaduro egoísmo, con tenacidad y frialdad.
    Si tanto tenemos "sangre de otras sangres", donde carajo nos quedó en las venas la información del Tano?? nos sería de mucha utilidad tener esas amplitudes en el carácter, para defender un poco lo de todos (a diferencia del Tano, que defiende lo de "uno"). Acá todo está permitido, menos opinar... porque la opinión también es saqueada sino concuerda con el contexto en que se expone, si no queda "lindo" te borran. Y no solo hablo de opinión en la palabra escrita y hablada, hablo en la acción, cuando "vos" trabajás un poco más que el otro y el de al lado te mira con odio porque "se nota" que él está rascándose más prominentemente... y por más tiempo. ((sigue...))

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  4. Mario: la segunda parte salió arriba y la primera abajo, perdón! jaja CARO :)

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  5. Caro:
    Te contesto donde quedo la gota de sangre italiana (que para mi caso es mucho mas que una gota):
    Cuando mi padre llegó a un pueblo costero de la provincia de Santa Fe y vio que un pibe de 10 años y sin herramientas, podia sacar con facilidad dos o mas kilos de comida del rió en un ratito, dijo "de acá no me mueve mas nadie" y asi se quedó en Santa Fe toda su vida. Porque los tanos esos, nunca quisieron laburar, lo hacen porque la mezquindad de su territorio no les permite otra si quieren conservar la vida. Es decir, no esta impreso el trabajo en sus genes y ni bien pudieron dejar de trabajar lo hicieron. Hace dos generaciones que nadie que sea europeo trabaja de verdad en Europa, Para eso estan los Marrocos y los Sudacas. Ahora se les está poniendo negra y les va acostar mucho reemplazar el trabajo de quienes estan volviendo (por conveniencia o por ser hechados) a sus paises de origen.
    Veremos que nos cuenta la historia en los próximos años

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