viernes, 9 de diciembre de 2011

La América verdadera


Desde principios del siglo XIX se ha venido tratando la cuestión del nombre de América.

Logicamente no me refiero aquí a ese país del norte que se llama a si mismo como el continente. Picardía que le ha valido más de un logro político y económico que poco a poco se le van volviendo en contra. Tampoco a su vecino de más al norte, tan nocivo para el mundo como el primero, pero siempre escondido detrás del escudo del malo.

Sinceramente me parece una discusión necesaria que deberíamos darnos porque los nombres son algo así como el piso de la identidad. Tanto para las personas como para las comunidades. Es más, referenciar a estas últimas, tiene un valor político mucho mas contundente que el nombre individual de cada uno.

Después de un par de siglos de soportar que el mundo nos confunda con los bárbaros del norte, por la picardía puritana de "los americanos", deberíamos darnos a la tarea de nombrarnos de una manera que nos defina realmente y nos conforme a todos.

Para ello vale recurrir a la experiencia, la historia y las creaciones de todos los que buscaron definirnos. Tanto desde el río Bravo a la Tierra del Fuego, como de quienes nos hayan definido de alguna forma por no poder eludir nuestra existencia.

Por supuesto que no seremos “el patio de atrás” tal cual nos definiera el “Jorge Arbusto” mientras le ponía hielos al whisky. Aún cuando como paisajista amo los patios traseros, tanto el origen de esta definición, como su gentilicio posible (¿Patiotraserinos?) tienen un peso negativo difícil de revertir.

Tampoco seremos Panamericanos, porque ello implicaría a todos los pueblos de América, lo cual incluye a los pueblos europeos que habitan al norte del río Bravo.

El talentoso poeta e inspirador revolucionario de mucha transformación latinoamericana José Martí, acuñó lo que desde el punto de vista literario me parece la mejor definición que tenemos de nosotros mismos al hablar de Nuestramérica.

Sin embargo, considero más que peligroso convertirlo en nuestro nombre continental y cultural. ¿Qué estaría diciendo un español o cualquier europeo al hablar de Nuestramérica? Y peor aún ¿Qué se diría en una “Cumbre Europea” al hablar de los nuestroamericanos?

Precisamente lo que debemos conseguir es ser nosotros mismos, convertirnos en la posesión de alguien sería retrotraer la historia a la época de la colonia.

Por ello a lo de nuestramérica debemos dejarlo en el romántico y complejo mundo propio, que difícilmente sea comprendido por las barbaries nórdicas.

En otro artículo muy leído (-según las estadísticas de bloger- "El nefasto concepto de Iberoamérica") ya di los argumentos por los que aquello de Iberoamérica también debe ser descartado. Lo ibérico se diluyó en América gracias al solvente de las culturas locales y las africanas para obtener nuevas cualidades que solo este territorio prodigioso, rico y generoso puede conseguir.

Tengo una propuesta que surge con naturalidad de todo el contenido de “la Sandía”:

Nuestro continente, desde México hasta Argentina debe llamarse Sudaquia y nosotros seremos los Sudacas.

Yo se que en muchos oídos puede sonar feo, porque es el gentilicio despectivo que los españoles inventaron para designar a los inmigrantes latinoamericanos. Sin embargo entraña algo bien relacionado con nuestra historia y nuestro territorio. Se trata de positivisar aquello que fue imaginado como negativo y esa transformación tiene mucho que ver con nosotros.

Esta América, la verdadera, la de territorios extensísimos y ricos logró la alquimia cultural que nunca hubiera sido posible en otros lugares.

La generosidad de Nuestramérica hizo que la mayoria de las mezquindades y egoísmos que los europeos traían consigo desde esa península occidental del Asia se diluyera a tal punto de hacer posible matrimonios entre judías y musulmanes, anconitanos y sicilianas, alemanes y guaraníes, quechuas y británicos, españoles y africanas, solo para mencionar algunos de los logros del solvente que la riqueza territorial impuso a los preconceptos culturales. Por eso esto es una nueva cultura, naciente, que está siendo parida por la tierra y recién ahora empezamos a comprender.

Un fraterno abrazo a todos los sudacas y a los demás, bueno, ellos sabrán qué hacer con la crisis (mas moral y ética que económica, ya que lo económico es solo su sintoma mas visible) que su cultura supo conseguir. Nosotros seguiremos caminando hacia un futuro distinto, con otros objetivos, hacia un horizonte nuevo, al que seguramente un dia, iran ustedes también.

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