martes, 28 de diciembre de 2010

Plantar un hijo, escribir un árbol y tener un libro


el acto de amor inadecuado
no es un acto de amor

Todos hemos escuchado y repetido hasta el cansancio (muchas veces sin tener idea de su significado) la frase: “Plantar un árbol, escribir un libro, y tener un hijo”

Pareciera que se trata de un poco de conciencia ambiental, otro poco de compartir generosamente conocimientos y perpetuar la obra. Una manera de que nuestro camino deje una huella una vez que nos hayamos ido, tal vez lo mas parecido a la eternidad.

Pero... ¿Es un acto de amor plantar cualquier árbol en cualquier lugar?¿Escribir un libro que no diga ni aporte nada? O ¿Tener un hijo aunque no tenga ni posibilidades ni intenciones de hacerme cargo de él?

Cuando las formas nacen, tienen un motivo y ese motivo las dota de contenido. Por ejemplo, se dice que en una época, dar la mano a alguien que uno cruzara en el camino, era una manera de demostrar que se estaba desarmado. Un gesto que evidenciaba la falta total de intenciones violentas. Con los siglos, dar la mano se convirtió en una forma de saludo y muchos, aún armados hasta los dientes, hoy ofrecen su mano a otro en el momento del encuentro. No se trata de un acto de hipocresía (salvo cuando lo es), sino la más absoluta pérdida del contenido del gesto. Este vacío, puede tender a ser llenado con algún sentido y para este caso, resulta un saludo amistoso.

Sin embargo esto no entraña nada más allá que un dato de la evolución de las conductas, sin consecuencias nocivas, porque de él no depende nada demasiado importante.

Seguramente, quien enunció la frase de: “Plantar un árbol……” estaba pensando en la perpetuidad de las cosas realmente valiosas, en las conductas verdaderamente nobles. ¡Y valla si ese es un contenido importante!

Esto es así porque sin lugar a dudas, tener un hijo, entraña una responsabilidad y una entrega que uno va aprendiendo con el crecimiento de las demandas de ese hijo, hasta la madurez y si no se responde a ellas con una mezcla de enseñanza y aprendizaje, en un acto de entrega y contención, lo mas posible es que se termine plantando a un hijo.

De igual manera, escribir un libro es un acto de entrega capaz de perpetuar un conocimiento, una historia o una manera de ver la realidad. Pero si no hay nada en él que sea realmente valioso para el futuro, solo se logrará la tala de algunos árboles para la impresión de algunos ejemplares y evidentemente, no será un acto de amor. Por último, quien va a plantar un árbol, debería pensar en cuál es el adecuado para ese lugar, cómo será su futuro, si podrá desarrollarse hasta alcanzar sus objetivos. De otro modo podría estar plantando una conífera en el trópico y con ello haciendo mucho daño al lugar que se le destina.

En su mas puro sentido metafórico, esta frase sólo pide conciencia en los actos simples y relevantes de la vida, que seguramente se pensó como un acto de amor, pero acaba siendo la prueba de la inconciencia sobre el verdadero valor de las cosas, de la vida y de nosotros mismos.

A punto de iniciar un nuevo ciclo anual de esta cultura, con el relativamente arbitrario número de 2011, espero que esto sirva, para que algún lector accidental, esté pensando en las demandas de esos hijos, propios o ajenos. Algún libro que compró y nunca leyó o aquel árbol en cuya corteza dibujó un corazón y escribió dos nombres.

La falta de conciencia sobre la verdadera importancia de plantar un árbol, escribir un libro y tener un hijo, nos trajo hasta esta realidad llena de hijos plantados, árboles escritos y bibliotecas llenas de libros que nadie lee.

2 comentarios:

  1. Luz María de la Vega29 de diciembre de 2010, 18:55

    En realidad Mario tienes razón que la gente cada vez lee menos libros.
    Pero siento que aún hay una generación, aquella que tiene más de 50 años, y la más joven que heredó esos gustos de sus padres, que hace del libro un objeto de culto. Lo atesora, lo tiene en un lugar especial, lo retoma y vuelve a releer.
    la mayoría recurre a la lectura veloz que dan los resúmenes de internet, para aprender en forma aún más rápida y "aprehender" lo que puedan.
    Por mi parte he tenido más de un hijo, tres hijas que habitualmente leen, temáticas que les pareces obviamente interesantes a ellas.
    Tuve la satisfacción de escribir cinco libros, pero no con el ánimo de trascender por ello, sino quizás ilusamente con el afán de entregar conocimientos. Aprender de árboles, arbustos, bonsai, del paisajismo chileno, y de los mejores jardines de Chile (aún está en imprenta, este último).
    Para que te voy a decir la cantidad de árboles que he plantado, en jardines propios y ajenos. Y digo plantado, porque pese a que alguien siempre me ayudó a hacer la hoyadura, yo me esperé por buscarle la mejor cara al ejemplar, y ubicarlo de la mejor manera para favorecer su forma y crecimiento.
    Lo bueno de los IPAD y los computadores menos modernos, es que uno se puede leer en PDF todo un libro, sin tener que talar un árbol. Algunos programas tienen incluso marcadores de hojas para esos libros. Genial, no??????
    Pero me falta el encanto de tocarlo, de llevármelo a la hamaca o a la playa, para que al estar tendida gratamente pueda disfrutar de ea lectura.
    También quiero comentarte en este día, noche en realidad, es lo difícil que ha sido el comienzo del 2010 y la partida de este año 2010.
    Al menos para mi y para muchos chilenos por lo demás.
    A comienzos de enero, teniendo sus vacaciones en el sur de Chile con su familia murió mi queridísima amiga Patricia Rodriguez Sanhueza, ingeniero agrónomo y paisajista chilena, encargada de los jardines del Congreso Nacional de Chile, en Valparaíso. Un golpe para mi tan escalofriante por lo rápido, sorpresivo e inesperado. la camioneta en que viajaba con su marido, hijos y nieto se dio vuelta y ella murió instantáneamente. Los demás quedaron graves pero se han ido recuperando. A ella ya no la vimos más, salvo en nuestros pensamientos.
    Después vino el desastre del terremoto en Chile y las miles de pérdidas de vida y materiales. A mi económicamente me afectó ucho, epro de todo se sale.
    Y ayer la última noticia que me has dado querido Mario, fue la partida también sorpresiva de nuestro querido amigo y periodista Santafesino, Eduardo Bauman. Me imagino lo desolada que debe estar Analía Lobato, su esposa, y sus hijos Germán y Delfina, pero la vida sigue................

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  2. Luz:
    En cuanto a Eduardo, para mi como para muchos, mi recuerdo sera el de su voz en la radio, parece menos sólido que un libro, pero creo que es la forma de recordarlo. Fijate que casualidad que la última cosa que compartimos fue la presentacion del libro de Myriam Silber en Santa Fe.

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