domingo, 12 de diciembre de 2010

Historia de palabras sudacas


A propósito de la creación de nuestro idioma, y porque dicen que "para muestra basta un botón", hoy se me ocurre publicar un fragmento muy cortito de una novela que hace mucho intento escribir y tal vez no termine nunca. Viene a cuento, porque relata el nacimiento de una de las palabras de nuestro idioma sudaca y da cuenta de su crecimiento y universalización. Hoy, el uso la palabra gringo, nacida como toda nuestra lengua, aquí, en sudaquia, excede nuestra geografía. También se usa en una pequeña península cuadrada, donde pretenden que este idioma tuvo origen. De esto hablo cuando digo que este idioma es nuestro y se recibió de tal después de aprobar historia en América Latina

Gringos distintos

Ya hacía mucho de aquella guerra lejana, o más bien invasión y robo que los puritanos habían perpetrado primero hacia el oeste sobre los territorios aborígenes, hasta el pacífico y después hacia el sur sobre los territorios Mexicas.

Venidos de la gran Bretaña, siguiendo un sueño lleno de oro y tierras. Siguiendo más que un sueño, las peores ambiciones de riqueza a las que en su tierra nunca podrían aspirar. Esos cristianos a quienes se les dio armas y solo armas para colonizar territorio hacia el oeste, el lejano oeste. Armas que ninguno rechazó y que usaron contra los dueños de la tierra para robar y asesinar como otros cristianos antes que ellos hicieron en toda América.

Cuando estuvo consolidada la federación de estados, sobre un territorio tan enorme como estéril, la ambición se orientó hacia las tierras ricas del sur.

Avanzaron sobre territorios Mexicanos hasta que la resistencia se convirtió en palabra. Para entonces ya eran un ejército nacional. Las fuerzas del bien, aunque faltaba mucho para que alguien se atreva a llamarlas así, avanzaban, como dos siglos antes habían avanzado otros con uniforme de lata, solo que los verdes ya habían abandonado la cruz. Usaban solo la espada o más bien los fusiles. Asesinando y robando por el bien de todos, que no eran siquiera todos ellos, sino de los que lleguen primero. Porque las culturas desarrolladas en territorios pobres desconocen la idea de comunidad. Marchaban por el bien de cada uno de ellos, los del uniforme verde, los "green" a quienes ya nadie quería seguir viendo por allí.

Así nace, o más bien se recupera la verdadera magia de la palabra. La resistencia fue atroz y sangrienta hasta que solo niños quedaban en pie. Su única arma fue una frase ¡Geen Go! ¡Green Go! Gritaban frente a las tropas que seguían disparando sin piedad. Pero hubo algo que los verdes nunca entendieron y es que cuando un enemigo ya no tiene nada que perder se vuelve mas poderoso y cualquier cosa en sus manos es un arma invencible.

¡Green Go! Fue el arma de los muchos niños ¡Geen Go! Y los gringos no entendían por que no se rendían. Tampoco entendieron que estuvieran mas dispuestos a morir que a perder sus territorios. Ya habían perdido todo y vivir no era muy distinto que morir a manos de quienes habían matado a sus padres, madres, abuelos.

No entendieron la fuerza que habita ese lugar en el que jamás serían capaces de ponerse a si mismos. Y no entendían muchas cosas más porque seguían siendo lo mismo que habían sido siempre:

Desde las épocas del antiguo imperio en el viejo continente, seguían siendo los “bárbaros del norte”. Siempre ajenos a las complejidades de la vida y la cultura. Siempre urgidos por un poco de alimento. Siempre ambicionando una vida que los fríos territorios del norte no podían otorgar a nadie, salvo que imponga a otros sus necesidades por la fuerza. Una vida que tampoco entenderían ni disfrutarían cuando la obtuvieran, porque para disfrutar hay que aprender y el hambre y la guerra no dejan tiempo para nada que no sea práctico, eficiente, urgente.

¡Green Go! ¡Green Go! ... Y la magia creadora de la palabra fue capaz de crear la retirada y la ofensiva fue cediendo y los niños echaron a los verdes de más de la mitad de los territorios sobre los que habían avanzado. Así la frase se convirtió en palabra y la palabra fue Gringo.

En principio “Vete verde” significó “ejército de los puritanos”. Después, cuando la historia empezó a derramarse por el resto del continente, fue mutando a “norteamericano”. Para cuando llegó aquí, al sur de todos los sures, significaba extranjero. Y los extranjeros que más estaban llegando por entonces eran italianos.

Este gringo era eso, un italiano. No un tano como ya se les llamaba a los otros italianos llegados primero. Este no era de Nápoles ni de Sicilia. Este no era un tano, era un gringo.

Sin embargo este gringo no se parecía en nada a ese otro, el californiano que ya muy viejo, los gemelos habían tenido oportunidad de conocer. Aquel asesino por el cual llegaron casi a sentir lástima. Que nunca pudo ser ni amigo ni enemigo de nadie por el dictado de su corazón ni de su razón, sino por el de sus ambiciones, cuya pequeñez resultaba incomprensible para los nativos libres, dueños naturales de todo ¿Matar a otras personas por un beneficio tan insignificante como un pedazo de tierra? Si tengo lo que soy y soy lo que tengo, si soy tan libre como para tener toda la tierra que puedo recorrer y más que nunca conoceré, si tengo el río y tengo el sol y tengo la luna ¿Por qué matar a cambio de una parte de todo cuando dispongo de todo?

No, definitivamente este gringo jamás mataría a nadie. Al menos no por tan poco. Tal vez matara por convicción, o por odio o por amor. Algo tan grande que no pueda ser usado o tocado. Algo con la habilidad de superar toda comprensión. Algo que pudiera desatar su pasión o transformar en violencia su capacidad que no parecía poca.

Los gemelos comprobarían esto cuando el gringo emprendió la retirada después de intentarlo todo para hacer lo que él consideraba bueno. A bordo de su camioncito, con todas sus pertenencias y su familia encima y después de varios años de no haber pronunciado nada en su idioma natal, vociferó insultos inconcebibles en italiano que resultaban comprensibles más por los gestos y la entonación que por el significado de las palabras. Pero su violencia llegó hasta allí. Se fue. Insultó. Y no mató a nadie.

5 comentarios:

  1. publicalaaa!!!
    graciosos estos gringos.. yo en algun lado habia escuchado q le decian asi porq todo el tiempo cantaban una cancion q se llama green grows the lilacs..
    tb durante la invasion a mejico..
    q metodos distintos usaban! ahora nos conolizan a distancia y con cipayos..
    y como la colonizacion es cultural, ya nos sabemos su idioma a la perfeccion, asi q a las canciones las podemos cantar enteras.. no solo la primer parte del estribillo..

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  2. "Como muestra basta un botón", parece buena la novela che.

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  3. Gracias Zequi y Anónimo, pero no culminaré esa novela hasta que no esté convencido de haber dicho todo lo que quiero decir en ella, y eso me demanda un tiempo de investigacion, escritura y revisiones que lamentablemente no suelo disponer. De cualquir modo, la tarea sigue, sin prisa, pero sin pausa.

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  4. ¿de dónde sacaste eso del origen de la palabra gringo?

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  5. Paciente:
    De la historia. Estudio, investigo. No suelo quedarme con lo primero que encuentro. Revisate la historia de la guerra contra Mexico, donde los Gringos se quedaron con Texas, California, Nuevo Mexico y otros estados que componían el norte de Latinoamérica.
    Fue el penúltimo capitulo de la sajonización de nuestra cultura Latina. Al último lo estamos viviendo hoy (con el márketing y el manejo mediático por ejemplo)y el primero empezó en la vieja Europa con los puritanos como Calvino o Lutero. Estudiá!!!! que es muy sano...¡No te quedes con lo que te llega! Sali a buscarlo al conocimiento!
    Un abrazo

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