Juego de asociaciones
(Un análisis compositivo ético/estético)
Comprendiendo las asociaciones Cultura / Poder y Ambiente / Cultura (ver antes artículo anterior) veremos sólo a manera de juego intelectual cómo lo que Kandinski nos dice sobre composición en “punto y línea sobre el plano”, nos sirve para hacer una lectura abarcativa de la realidad.
Y, si la estética nos da herramientas para leer las relaciones de poder en el mundo, es decir nos permite comprender la ética (como evolución de la cultura), también será posible con ella, modificarla.
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Gráfico 1: evidencia del soporte
Gráfico 2: nace la composición
Una de las características de la percepción visual es que el ojo asocia (en aquello que ve) realidades iguales, y si no las encuentra, iguala las más parecidas. Es un mecanismo lógico para comprender, el ojo busca una organización que le haga comprensible lo que está mirando.
Según Kandinski, un punto sobre el plano, solo consigue evidenciar el soporte, ya que al no encontrar dentro del mismo nada con que igualarlo, lo iguala a lo más parecido. Esto es: los vértices del soporte. En esta situación no hay ninguna organización posible (ni equilibrio, ni ritmos, ni armonía) es decir, no existe una composición. Ese punto “ensucia” un soporte sobre el que “no hay nada” y así se hace más perceptible el plano que el punto. Esta es la situación del gráfico 1.( que por favor, pido el esfuerzo de imaginar sobre una hoja en blanco)
En el gráfico 2, hay otra situación. Aquí el ojo encuentra (sobre igual soporte. la hoja imaginada) dos realidades iguales para relacionar (dos puntos y no uno, cada punto al extremo de la línea). Cualquiera de nosotros, frente a una hoja como esta y ante la necesidad de describir lo que ve, mencionaría antes los dos puntos que el soporte en que se encuentran. Así nace una composición: con un principio organizativo que permita analizar y comprender lo que se ve.
Cualquier persona con alguna formación plástica, afirmaría con razón, que ésta es una composición muy primaria. Equilibrada por polaridad, en respuesta al eje vertical, ya que contiene igual peso visual de un lado que del otro. Pero poco estable, en respuesta al eje horizontal, ya que le falta sustento al tener más peso arriba que abajo (imajinemos la composición por encima del horizonte). El ojo de cualquier observador, requiere para equilibrar lo que ve, lo mismo que para equilibrar su cuerpo. Es decir, igual peso a derecha que a izquierda y más peso abajo que arriba: Concepción antropomórfica del equilibrio compositivo. (Natura llevada a Cultura, inconscientemente convertida en herramienta perceptiva y condicionante, desde allí, de cualquier análisis)
Estamos hablando de composición plástica, es decir que nos estamos moviendo en el campo de aquello indiscutiblemente aceptado como perteneciente a la estética.
Ahora bien, en nuestra cultura, la forma en que nos hemos acostumbrado a ver el mundo, también es una representación plástica, sobre un soporte plano: el planisferio. Y su lectura obedece a los mismos principios organizativos de la percepción visual, generando 2 ejes y 4 campos: Occidente, Oriente, Norte y Sur. Y es que esta asociación es inseparable ya que es la asociación de la realidad individual con su entorno. Dicho más claramente: desarrollamos nuestra cultura en un ambiente que permitía y en algunos casos aún permite la visión directa y permanente del horizonte y llevamos esta línea como principio de organización espacial a cualquier cosa que miramos: Concepción cultural del equilibrio compositivo (Cultura interpretando a Natura) Además poseemos un eje vertical para equilibrarnos y lo ponemos en todo lo que vemos para que se equilibre de la manera en que para nosotros es comprensible: Así, el ambiente y la cultura quedan fuertemente unidos en nuestra percepción de la realidad y como decía un psicólogo de la percepción: Nuestra acción tiene la justa medida de nuestra percepción. Aquí también se une la ética (acción conductas / actitudes) a la estética (valoración y análisis de aquello que se percibe)
Volviendo al planisferio y a la cultura como relación de poderes, podemos encontrarnos con que, lo que la teoría de la composición de Kandinski puede explicarnos es la historia de las últimas décadas.
Si aplicamos al planisferio (siempre aplanamos volúmenes para poder interpretarlos) lo que Kandinski nos dice, veremos con claridad que en el mundo existían dos puntos de poder, uno a cada lado del eje vertical y ambos por encima del eje horizontal y esto hacía una composición equilibrada pero inestable. A partir de la caída del muro de Berlín esa inestabilidad comenzó a hacerse cada vez más evidente. Aunque durante la guerra fría fue obvia para muchos ya que existía un permanente presagio de caída de uno u otro de los centros de poder (puntos de la composición). Perestroika y globalización mediante, todo el poder recayó sobre un solo punto. Esto, como dice la teoría de la composición que aplicamos, solo evidenció el soporte, constituyendo al punto como algo que lo “ensucia”. Así, como el soporte de toda la realidad es el ambiente, descubrimos el estado en que éste se hallaba y comenzó el crecimiento de todas las organizaciones ambientales. De la misma manera que el ojo busca equilibrar, nuestra capacidad de análisis también. Y si toda una cultura comparte una marea de ver el mundo indefectiblemente asociará esa visión a sus características perceptivas.
Cuando un plástico compone una obra, lo hace agregando elementos a un soporte inicialmente vacío. Lo que nuestra cultura ha venido haciendo es lo contrario. Existía la composición equilibrada en el mundo conocido (el que era capaz de ver) cuando distintos y sucesivos imperios se desarrollaron a ambos lados del eje de ese espacio conocido y con más peso visual abajo que arriba. Cabe recordar que esto que llamo cultura occidental judeocristiana sajonizada, nace entre la Grecia clásica y el imperio romano. A medida que el mundo se fue ampliando, el cambio de soporte fue modificando la composición, hasta llegar a la situación primero de equilibrada pero inestable y luego de ausencia de composición, y por lo tanto de estructura organizativa.
Todo: las políticas sociales y económicas, los poderes en ellas y el desequilibrio ambiental, que pone en riesgo la misma existencia del soporte, pueden verse desde la estética (desde lo artístico) como un problema compositivo. Si quito algo, debo también quitar lo que resultaba asociable para mantener el equilibrio. La historia reciente de nuestra cultura nos da ese ejemplo en los acontecimientos del 11 de Septiembre (Si quito a la Unión Soviética debo quitar a los EU). En el ambiente, los desequilibrios producidos por la extinción de una especie, por uno u otro medio también se equilibran con la extinción de otra (O bien, una que pierde su depredador se convierte en plaga y es extinguida por la acción humana o bien pierde aquella que le servía de alimento y la muerte de sus individuos que no se pueden adaptar determina su extinción)
La consecuencia es siempre la misma: pérdida en la calidad de vida y la salud humanas.
Y así nos hemos estado moviendo: siempre quitamos. Cuando ya no quede nada que quitar será porque nos hemos quitado a nosotros mismos de la composición.
Esto ya tuvo una expresión plástica en la escuela Dadá: en su manifiesto, se destrona al cubismo y a la gioconda como símbolos de la existencia del arte. Si se niega esa existencia se niega a la cultura (ya que no es ninguna otra cosa que su síntesis) y así se niega la existencia de la humanidad que la generó (las últimas obras de esta escuela, son pinturas blancas sobre soportes blancos o marcos vacíos). Luego el arte conceptual, a su manera también rechazó la idea tradicional del hecho artístico como materialización de la síntesis de la cultura y el Pop, masificando lo que hasta allí era elitista –o pretendiéndolo más que lográndolo- anticipó la masificación cultural, transculturización, globalización o desaparición de la diversidad cultural que se da en paralelo con la tendencia a la desaparición de la biodiversidad. Es lo artístico lo que brinda esa posibilidad tan abarcativa y única y es lo que permite sostener el concepto de natoculturaleza convirtiendo al arte en su único soporte posible. Esta cuestión estética de la que debemos hacernos cargo los humanos (somos los autores de la modificación del equilibrio evolutivo original y lo hicimos para satisfacer nuestras necesidades) es indefectiblemente una cuestión ética. Si bien se puede argumentar (y con razón) que en toda actividad ética y estética son lo mismo, la hipocresía de los poderes suele impedir esta asociación lógica.
Así como la estética nos permite analizar la realidad a manera de juego intelectual nos puede permitir componer una nueva realidad.
PD tardía: no esperaba que este artículo provoque tanta discución, creo que mas bien la provocó el conjunto de ellos, que van definiendo una postura ideológica, que parece molestar mucho a los habitantes de una Europa que está viendo morir su poder.
Recomiendo calurosamente la lectura de los comentarios. Los de alguien con algo que la genial Maria Elena llama pereza ideológica y la laaargaaa y sudada respuesta de una sudaca que parece tener los "cojones" en su lugar